Democracia participativa – Wikipedia, la enciclopedia libre
” La participación que se desarrolla por diversos medios en muchas democracias modernas está comenzando a consolidarse dentro del ámbito de la democracia representativa como una nueva manera de hacer las cosas. La participación no ha de limitarse, sin embargo, a que las autoridades locales y otros organismos públicos informen a la población de sus actividades y decisiones o inviten a los ciudadanos a presenciar sus debates, sino que implica escuchar a la población en la formulación de sus propios problemas y en la búsqueda de oportunidades y mejoras. Además, es indispensable proporcionarles los medios para encauzar una acción política, social o económica y participar en las decisiones públicas con propósitos de cambio»
¿Cómo enfoca Andrés nuestra participación democrática?
—El principio fundamental de todo sistema democrático es que, todo ciudadano tiene derecho a participar libremente en su bienestar social, colaborando en el perfeccionamiento del desarrollo cívico más inmediato, donde el bien de todos se ha de construir con la cooperación de cada uno, no sólo a la hora de dar nuestro voto sino también a lo largo de los periodos legislativos, dando nuestras opiniones, conocimientos, apoyos y recursos, al servicio del enriquecimiento de los programas políticos…
Si estamos de acuerdo con estos principios ¿por qué los ciudadanos no somos mucho más exigentes con nuestros políticos?, ¿por qué nos dejamos embaucar por líderes cada vez más ineficaces, más mediocres e ineptos?
Sigamos escuchando a Andrés:
—Bueno, yo creo que la persona tiene que sentirse y actuar como parte constructiva de la sociedad donde vive, y nadie puede privarle de este derecho, ni ella misma debe evadirse de esa responsabilidad.
No da igual lo que el ciudadano ha determinado en su voto, si el resultado final es el ocupar el poder a toda costa y no tomar decisiones pensando en el interés del pueblo, sino el del propio político y el de su partido. ¿Cuál ha de ser nuestra respuesta ante esta realidad?
» Pienso que nadie se puede quejar de estar viviendo en una sociedad que no es de su agrado, si no intenta poner los medios para transformarla, si no trata al menos de mejorarla participando, como un ciudadano con responsabilidad.
No vamos a espera que nuestros políticos cambien. Tenemos que ser nosotros, con nuestro trabajo diario, los que ayudemos a generar ese cambio y con ello, contagiar a nuestros conciudadanos, que tampoco se tienen que conformar con lo que está ocurriendo.
» Las lamentaciones y quejas, sin hacer un intento por ayudar, no llevan a la solución de las situaciones incómodas. Esa postura pasiva son quejas estériles que terminan por engendrar pesimismo y desaliento o en el peor de los casos una indiferencia, pasotismo y aburrimiento ante la causa social, y no conducen a nada bueno.
» En la medida en que vayamos profundizando en el valor de la auténtica democracia, no sólo a la hora de dar nuestro voto sino también a lo largo de los periodos legislativos, dando nuestras opiniones, conocimientos, apoyos y recursos al servicio del enriquecimiento de los programas políticos, estaremos actuando como ciudadanos democráticamente responsables.
Estudios realizados por sociólogos y psicólogos han demostrado que las personas que participan en la toma de decisiones son más felices que los que se limitan a aceptar o aplicar las decisiones de otros, debido a que se sienten responsables del mejoramiento del progreso ciudadano
• Otra cosa es que la sociedad prefiera mirar a otro lado y vivir en la ignorancia y en la comodidad de la mediocridad, siendo marionetas en manos de los que nos gobiernan.