Nuestra fe no se fundamenta en unos conocimientos o unos conceptos filosóficos, sino en el convencimiento de que existimos porque Dios nos ama y Jesucristo nos ha redimido, haciéndonos capaces de poder corresponder al amor incondicional de Dios.
La clave está en creer que en cada ser humano el Señor interviene amándonos en nuestra singularidad, en nuestra autonomía y en nuestra dependencia fraterna.
Este es el secreto que encierra el vivir cotidiano de este colectivo humano donde se desarrolla toda la trama de la novela.
Andrés un día se encontró con el Señor y le descubrió como eje de su existencia, haciéndole desde entonces Señor de su historia personal. Él vive para ser fiel a su misión existencial y ayudar a sus conciudadanos a descubrir esta verdad. Y aunque hace unos meses te lo presenté, hoy voy a completar la información con los comentarios que M95 va recogiendo en sus primeros contactos con sus coetáneos.
Andrés es uno de los profesores de Ciencias Sociales del colegio donde trabajo.
Según los datos que he ido recogiendo de aquí y allá, es un hombre inquieto, inconformista, entregado a su profesión hasta tal punto que tuvo que contar con este compromiso a la hora de plantearse el formar una familia. Es un idealista y como tal, parece que el mundo le necesita para ir rectificando los errores de la historia.
Lleva 18 años ejerciendo su profesión y de ellos doce en este Centro. En varias ocasiones se le ha propuesto para llevar la dirección pedagógica de secundaria, pero a lo más que ha aceptado es a ser jefe de departamento. Al parecer, su interés se centra en colaborar, más que en presidir, prefiere apoyar y ayudar al que dirige, que tener el impedimento que provoca la aceptación de sumisión de los de abajo. Parece ser que su objetivo es impulsar la formación humana-social de las nuevas generaciones.
Andrés es para algunos un idealista utópico, un soñador, un hombre que se crea obligaciones extras más allá de lo que le toca. Pero para otros es alguien genial, un tipo estupendo, inquieto y coherente, comprometido con lo que cree, capaz de ponerse al lado del más débil, del que se puede fácilmente marginar, sin medir consecuencias personales. Los chicos no me lo saben definir, pero se encuentran bien con él. Es exigente, pero es un amigo sincero y reconocen que siempre trata de ayudarles.
—Es de los que saben escuchar y te ayuda a tomar tus propias decisiones —me comentan.
Son muchos los que le buscan por su autoridad moral.
Marta, la hija de mi casera, me ha completado esta semblanza, mientras tomábamos café esta tarde en su casa:
—Andrés está completamente dedicado a su vocación de educador social. Para él es vital su compromiso personal en favor de ir colaborando a impulsar el desarrollo integral de cada persona. Está convencido de que el futuro será según el empeño colectivo de los educadores del presente. Es un hombre lleno de coraje y esperanza, y está sinceramente preocupado por la sociedad que ofrecemos a las nuevas generaciones. Él cree en lo bueno del hombre. Sabe que lo más humano es el bien que hay en cada uno y trata de descubrirlo e impulsarlo. Para él este es el sentido existencial de toda persona.
» Su meta es el formar una futura sociedad de adultos comprometidos con su misión histórica, la concreta en la educación de los jóvenes, despertando en ellos su propio interés por ir construyendo un mundo mejor y para todos. Procura ayudarles en su participación comprometida con el presente, de una manera creativa, crítica y constructiva, empeñándolos en procurar un futuro mejor, buscando lo permanente. Les hace tomar conciencia de los signos culturales del hoy para tratar de ir apoyando y construyendo todo lo positivo de la humanidad en el vivir de cada día.
» Para él es fácil conectar con el mundo afectivo del otro, porque se acerca amándolo, y se le descubre enseguida el interés por su interlocutor. Con su actitud de escucha y acogida, los jóvenes se sienten cómodos, saben que tiene real interés por cada uno. Esto indiscutiblemente les ayuda a crecer estimulados al saberse valorados y aceptados como son.
» Es de esas personas que siempre está abierta y disponible para escucharte y ayudarte a buscar juntos la solución a tus propias inquietudes. Esta postura ante los que se acercan a él, jóvenes o adultos, le ha llevado a ser uno de los líderes de nuestro barrio
—¿Y qué hacéis Andrés y todas estas personas? —Pregunté en otra ocasión a Juan
—Él fue el primero, luego nos contagió poco a poco a los que le conocíamos o trabajaban cerca de él. Fuimos descubriendo por su convencimiento, que la vida tiene otro sentido más allá del tener, el placer, el poder, el egoísmo… Como supondrás, la personalidad de Andrés, que tan original te resulta, su madurez, su gran riqueza interior, es el resultado de estos años, viviendo entregado a esta causa. No es que a la vuelta de aquellos días de vacaciones ya era lo que es ahora, pero aquel encuentro marcó el principio de un camino. Fue un hacerse poco a poco, un ir calando las experiencias que iba viviendo interiormente, un ir descubriendo cada vez con más lucidez el sentido de su existencia, hasta profundidades insondables, dejándose interpelar por esa voz interior que le conduce hacia el cumplimiento cotidiano de su misión en la vida.
—¿Y esto le hace el líder de la gente?
—Así es. Su misión se la marcó aquel encuentro, pero como todo comienzo, poco a poco se ha ido convirtiendo en lo que es hoy. El tiempo y su postura de permanente fidelidad a este ideal, ha ido rotulando su persona. Su sentido existencial tiene una única meta que le da capacidad para impulsar todos los elementos que constituyen su personalidad.
Juan terminó su información diciéndome:
—Verdaderamente, en estos años Andrés ha ido formando su personalidad. Aquella experiencia espiritual ahondó en los cimientos de su existencia y ha ido madurado profundamente por su relación de amistad con el Señor. Él entro en su vida experimentalmente, compartiendo sus más íntimos sentimientos y motivaciones. Una amistad que va creciendo con los años. Una relación que es inédita en cada individuo y que no es fácil ponerle palabras porque va más allá de lo tangible. Las respuestas vitales de Andrés son dadas desde un estado permanente de su vivir atento ante los intereses y planes que el Señor le va marcando en su jornada cotidiana. Él se sabe amigo y colaborador incondicional por la causa del Señor y como tal actúa siempre.
El día que descubrimos el sentido profundo de nuestra existencia y nos lanzamos a ser protagonista de esa hermosa aventura, reconoceremos que nuestras vidas están impulsadas por la fuerza del Espíritu Santo, y aunque éste a veces nos lleve a hacer cosas que no se entiende mucho, sabremos que son necesarias para hacer brotar aquí y ahora el Reino de Dios. Para que él sea el Señor de la Historia.
Mi querida Mari Carmen:
Como siempre leo con atención todo cuanto escribes. Pero en este momento no estoy muy de acuerdo con tu expresión de “ateo rabioso” pues yo lo soy (sin el adjetivo)
. Te recomiendo leas una entrada mía del mes de octubre titulada A un Dios ausente comprenderás mejor a quien no opina como tú.
La discrepancia enriquece el intelecto. Recordaras aquella frase de Galileo: Eppur si muove.
Por cierto las tradiciones no son sanas ni insanas, son simplemente interesadas y aunque aplaudas mi escrito, está muy lejos de la escolástica que piensas preconizo
Me gustaMe gusta
Hola Gaterio, yo intento respetar a los que tienen diferentes opiniones, y aún reconozco que es muy difícil expresar con palabras lo que sientes o conoces, pero me sabe mal que me impongan las cosas o que ridiculicen mi modo de ser o pensar, A eso me refería cuando he comentado la imposición de otras culturas y en cuanto a «rabiosos» me refería a las personas agresivas que en cualquier situación y a cualquier precio quieren imponer sus ideas sin respetar lo diferente.
Me gustaMe gusta
Hi there, You’ve done a great job. I’ll certainly digg it and
personally suggest to my friends. I am sure they’ll be benefited from this web site.
Me gustaMe gusta
A UN DIOS AUSENTE
Cuando en el pecado incurro,
y suelo hacerlo bastante,
lo examino y lo discurro
¿No es culpa del fabricante?
Se me suele contestar:
Dios ha dado libertad
de pecar o no pecar,
esa fue su voluntad.
de alguna u otra manera
siendo como es infinito
por más que desee o quiera
no está si lo necesito
así surge otro problema
para explicar esta ausencia
aunque sea algo blasfema:
el dudar de su existencia
Si al dudar de su existencia
en el error estuviera
será por la inteligencia
que Él mismo me proveyera
Quizá suene algo a herejía
lo digo como lo siento,
yo mejor lo llamaría
libertad de pensamiento
Yahveh, Dios y Alá, son dioses
en el universo entero.
Sus fieles gritan a voces:
¡El mío, el mío, es el verdadero!
Mas otra cosa es posible,
pues pudiera ser tal vez,
y parece lo más creíble,
que sean falsos los tres
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Bravo! El hecho de que tengas esos interrogantes muestra que Dios no te es indiferente, y si es así, no presumas de ateo, porque veo que él te importa y que lo buscas aun en medio de tu confusión. Te recomiendo que sigas buscándolo con la esperanza de encontrarle algún día. Ya me dirás.
Felices fiestas
Me gustaMe gusta