CONSTRUYENDO HUMANIDAD

No existe una fuerza transformadora más poderosa que la educación para acometer los derechos humanos y la dignidad, erradicar la pobreza y lograr la sostenibilidad. En suma, construir una nueva humanidad.

Este programa que se va desarrollando a lo largo de las páginas de la novela, tiene como base una educación humanizadora para todos, como el mejor camino para construir un futuro mejor, basado en la igualdad de derechos y la justicia social, el respeto de la diversidad cultural, la solidaridad internacional y la responsabilidad compartida, aspiraciones que constituyen aspectos fundamentales de la sociedad que queremos ir implantando en la futura generación.

Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, es el objetivo nº4 de la Agenda 2030. La promoción humana y la transformación social, mediante la educación y la cultura, desde las responsabilidades profesionales y familiares, nos llevará a una sociedad estable y equilibrada y más feliz.

“Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero, ante todo, la humanidad necesita cambiar. Hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos. Esta conciencia básica permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, actitudes y formas de vida. Se destaca así un gran desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos de regeneración” . (Papa Francisco en Laudato Si)

Los defensores de esta propuesta tienen mucho terreno que caminar aún. Porque la defensa a ultranza de la democracia, la libertad, la paz, el progreso, la solidaridad y los derechos humanos. Son valores con los que debemos ir alimentando a nuestros niños y jóvenes para ir construyendo la sociedad que proponemos.

HACIA UNA NUEVA SOCIEDAD

 La propuesta de la novela nos invita a reflexionar sobre la promoción humana y la transformación social mediante la educación y la cultura, Una educación integral, que abarque toda la persona y no solo un aspecto de esta y que debe comenzar por los padres, porque ellos son básicos en el proceso educativo.

La educación es la base de tantas cosas, sobre todo del despertar de la dignidad humana. Con todo ello iremos formando los pilares que sostendrán nuestra sociedad.

No podemos pasar indiferentes ante una sociedad que arroja por la borda herramientas como el diálogo, el rigor intelectual, la capacidad crítica, la reflexión, el respeto a la verdad, o la dimensión ética de la existencia… todos estos bienes son lo que alimentan y fortalece una sociedad democrática. Por eso no debemos olvidar estos valores en nuestros programas educativos.

El Papa Francisco en el documento sobre educación INSTRUMENTUM LABORIS, donde busca hacer un Pacto Educativo Global, señala unas pautas que son la traducción concreta de una visión y de un pensamiento expresados con frecuencia en sus discursos. Él parte de la base de que “educar es un acto de esperanza”. Un acto de esperanza porque “pensar la educación, es pensar en las generaciones futuras y en el futuro de la humanidad”.