Después de pasar un verano sacudido por el intenso y sofocante calor, los incendios, los rebrotes del coronavirus, las dificultades para llegar a fin de mes debido la subida disparatada de los precios, me propongo iniciar una nueva etapa en mi comunicación con todos aquellos que pacientemente siguen este blog.
Estoy firmemente persuadida de que las redes sociales ofrecen posibilidades de anunciar nuestra fe por caminos nunca antes vistos, pues nos permiten llegar a personas de todos los rincones del planeta, así como confrontar las propias convicciones con propuestas contrarias, lo que sin duda es una gran riqueza, donde el Espíritu nos empuja para adentrarnos en este gran océano digital. Precisamente en esta red social he podido confrontarme con creyentes, agnósticos y ateos sobre los muchos temas, que iba marcando con las diversas etiquetas, y que les suscitaban interés o perplejidad a medida que iba publicando los diversos capítulos del libro.
Hoy da casi vergüenza presentarse como mujer de fe, a pesar de que muchos, aunque sea con la boca chica y los ojos y oídos muy abiertos, queremos seguir descubriendo los secretos de la existencia humana. Pero la realidad es que, el declarar nuestras convicciones religiosas, cierran muchas puertas. Esto puede que nos haya infundido un apocamiento tal, que parezca que tenemos que pedir permiso, ante la asechanza del estigma social, para defender un modelo de pensamiento sustancialmente diferente, que sin duda tiene un valor de humanidad que nadie puede negar.
Por todo ello, vuelvo a sacar de nuevo, de la estantería un ejemplar de mi novela y con valentía, porque, sé que tengo que situarme ante fuerzas adversas demasiado fuertes y herméticas de lo políticamente correcto, me lanzo a recorrer nuevamente con vosotros sus páginas.
Decía Eduardo Galeano que «mucha gente
pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el
mundo».
Es bueno que nos planteemos
algunas pautas concretas cuya aplicación exige esfuerzo y constancia, pero que,
si pueden llevarse a la práctica, significarían una esperanzadora vía para
vivir en medio del mundo construyendo esa Historia que se nos ha confiado.
Vamos a seguir husmeando en el libro, recordando que M95 no se expresa bien en castellano, y a pesar de todo sigue con su investigación.
«Juan me seguía informando:
—…nosotros nos conformamos con saber apreciar el
valor de lo pequeño, lo cotidiano intentamos que se transforme en
trascendencia.
—¿A qué te refieres con eso?
Mature hispanic woman consoling her daughter
—Pues mira, el preocuparse por echar una sonrisa al que
se acerca a ti, aunque te duela el estómago. El dejar allí una puerta abierta
que facilite la entrada a otros. Acudir a escuchar e interesarte por aquél que
sabes lo necesita. Estar atento para ayudar allí donde haces falta. El estar
siempre disponible para comprender, disculpar, perdonar, olvidar… incluso para
pedir perdón, ayuda, consejo… Sobre todo, sabiendo dar gratis tu tiempo. Hoy
por ti, mañana por mí, porque todos necesitamos de todos.
—Esto no veo yo tan fácil como me dices.
—Supongo
que no lo es, porque no estamos educados para ello, pero si los adultos, al
menos en teoría, no estamos convencidos de ello, no podremos ayudar a las
nuevas generaciones para que les vaya saliendo con más facilidad que a
nosotros, puesto que son más moldeable y no tienen nuestros malos hábitos y prejuicios.
Todo esto deja de ser difícil cuando se descubre y se trata de vivir. Es el
secreto de la gente que opta por ir construyendo una sociedad feliz, a pequeños
pasos, pero con constancia; que se empeña por construir una historia cotidiana
llena de gestos de auténtico amor fraterno.
—Esto es muy nuevo para mí.
—No me extraña que te resulte tan novedoso, pues hemos
enterrado muchos de los valores humanos más elementales, como cuando no damos
importancia al valor de los más pequeños sentimientos.
—¿Qué quieres decir?
—Vamos a
ver… ¿Te parece insignificante el gesto de cariño de un niño por cualquier
chuchería que le den, o la alegría de una madre por una carantoña de su hijito,
la ternura del que sabe amar gratuitamente…?
—¿Qué es
cara… cara… qué?
—Perdona. Carantoña, quiere decir por algo
que no tiene valor material, pero es un gesto de cariño.
—¡Ah! Perdona que interrumpí.
—No te
preocupes. Te repito que la culpa es mía, que me entusiasmo hablando y no me
doy cuenta de la dificultad que puedes tener para entenderme.
» Son muchas las cosas nuevas que una forastera puede encontrar en nuestro
vivir. No porque sean raras sino porque vamos siendo capaces de comprometernos
en serio, como te decía, con un construir la Historia desarrollando lo mejor de
la humanidad y esto cada vez está resultando más ajeno a la cultura relativista
que nos invade. Ayudar a la gente a ser feliz compromete a ir colocándola en
su auténtico sitio, sabiéndose aceptada y valorada tal como son. Todo esto,
aunque es más humano que su contrario, parece que cuesta mucho descubrirlo, por
eso, los que hemos tenido la gracia de darnos cuenta de su valor, tenemos la
responsabilidad de comunicarlo a todo el que lo quiera escuchar. Esto es lo que
descubrió Andrés y lo que le hizo tomar ese camino. Su proyecto de vida cambió
desde aquel encuentro y aunque a veces parece que externamente todo sigue
igual, sus motivaciones son otras.
» Pero te
aseguro que no eres tú sola la que no entiende o no aprecia el valor de lo
gratuito. Estos pequeños detalles son los que van alimentando y desarrollando
la alegría profunda del corazón, y cuando se es feliz por dentro salen
inconscientemente, colaborando a expandir ondas positivas que van invadiendo el
ambiente a nuestro alrededor. Estos gestos son pequeños signos de felicidad y
van destruyendo lo negativo que frena el caminar de la historia.
Tenemos que decidir ahora si seguimos el camino del resto de la sociedad… o el nuestro aunque nos tomen por “locos”, “utópicos” o “exagerados” aun por parte de nuestros propios hermanos de fe.
Este colectivo humano que comenzó a plantearse el sentido de sus vidas hace unos años, es ya un a realidad que merece ser estudiada.
M95 está sorprendida y extrañada de tanta
novedad. Veamos lo que Juan le va explicando del proceder de ese grupo social
» Nuestro mundo necesita de personas comprometidas con el bienestar de todos los ciudadanos. El primer paso por dar es ser consciente de la dignidad y los derechos de cada persona, empeñarnos en que cada uno pueda disfrutar dignamente de su vida, ser respetado en su originalidad y saberse libre para escoger y decidir su propio destino ayudando y respetando a los que caminan junto a él a la vez que se sabe ayudado y respetado por sus semejantes.
» Tratamos de ayudarnos a niveles de cercanía, proponiéndonos llegar a tantos lugares y ambientes donde estamos ligados en la vida cotidiana. Allí buscamos el compartir con los otros sus inquietudes sabiendo que cuando uno ve que el otro se preocupa de verdad por él, que le escucha con respeto y se interesa por sus interrogantes y preocupaciones, por su angustiosa búsqueda de sentido existencial… entonces puede comenzar un diálogo en profundidad. Sólo cuando nos sabemos respetados y reconocemos en el otro su libertad y su verdad, podremos establecer unos lazos que ayudan a dar de sí lo mejor.
» Hemos conseguido crear un cuerpo social donde se comparte plenamente las condiciones de vida y de trabajo, las dificultades, las luces, las sombras y las expectativas de todos los que formamos este colectivo humano. Nos sabemos empeñados en ir construyendo un ambiente favorable, para crear una sociedad más humana y hacer realidad el auténtico bienestar para todos. Tratamos de ayudarnos mutuamente para llegar a una ciudadanía que realmente está cómoda y es feliz en su existencia cotidiana.
People renovating the house
» Todos tenemos derecho a ser respetado en nuestra singularidad y a la vez somos conscientes de que formamos la gran familia de la humanidad, y en una familia todos son dignos de ser amados, ayudados y comprendidos.
» Ser feliz es ver satisfechas todas tus necesidades. TODAS. Quiero decir desde las más elementales a las más profundas. Y esto no se consigue si no se vive rodeado de justicia, equidad y solidaridad valores que se conquistan con el auténtico amor. Porque el hombre no se puede realizar solo, por tanto, no conseguirá la felicidad mientras no tome conciencia de sus niveles colectivos y no se ocupe de ir construyendo una sociedad de gente feliz