ENCUENTRO CON LA NATURALEZA -5-

Hoy te voy a contar a lo que se dedica esta gente en sus tiempos libres. Si te acercas por el club cualquier tarde, puedes disfrutar de la vitalidad del ambiente que en él se respira. La mayoría de las actividades están llevadas por adultos que gratuitamente ofrecen su tiempo libre para ir construyendo esta nueva sociedad. Niños, jóvenes y adultos, acuden al terminar sus ocupaciones cotidianas a este centro. Tertulias, juegos, audiciones musicales, talleres de teatro, artesanía, primeros auxilios clínicos, aprendizaje de idiomas, informática, gimnasia, bailes regionales… toda actividad cultural es válida para completar los intereses de chicos y mayores. Los monitores se ofrecen voluntarios para atender la demanda según sus conocimientos, y así, poco a poco, la gente se encuentra satisfecha ocupando sus horas de ocio en actividades que les interesa y a la vez amplían su formación.

He estado con el grupo que lleva el mantenimiento del jardín. Ellos mismos se llaman los ecologistas. El monitor es Pedro, un joven de unos veintitantos años que según estoy observando tiene una manera muy peculiar de tratar la naturaleza, ¿cómo te diría? Es como quien protege algo suyo, que lo considera muy valioso, frágil e indefenso.

Estaban preparando una acampada para el próximo fin de semana.

—¿Qué tema os parece interesante para esta primera salida del curso?

—A mí me gustaría que comentáramos cómo podemos prácticamente implicarnos con la Naturaleza desde nuestra realidad de habitantes de una ciudad, pues a veces me da la impresión de que, sólo nos acordamos de ella cuando estamos en el campo y desde nuestro vivir diario, en un ambiente de asfalto, no sé qué podemos hacer.

—Sí, es interesante pensar que somos colaboradores del desarrollo de la Naturaleza, todos y cada uno, estemos donde estemos, aunque a veces nos ponemos en contra y no la dejamos crecer; por eso me parece que es un buen tema para discutir y ayudarnos a tomar postura ante nuestra realidad de ciudadanos urbanos.

—A mí me impresionaron mucho los últimos incendios forestales de este verano, quizás porque nunca había presenciado ninguno y a veces las noticias lejanas te impactan poco, pero el haber visto un bosque en llamas, me impulsa a buscar la manera de reparar los destrozos provocados por el hombre.

 —Yo también quiero apoyar esa sugerencia de ver nuestro papel positivo ante la frágil Naturaleza. Cuando me paro a mirar más allá de las obras humanas, un sentido de respeto y admiración corre por todo mi ser y no soy capaz de destruir ni a una hormiga.

 —Muy bien. ¿Qué os parece si vamos dando forma a todo esto? Lo importante es trabajar con una actitud colectiva de agradecimiento y mediadores por cuanto se nos da gratuitamente en los bienes naturales, y al finalizar esta experiencia ya intentaremos llegar a conclusiones prácticas que lleven a cada uno a tomar una postura personal ante nuestra responsabilidad como colaboradores en el sostenimiento del desarrollo de la Naturaleza.

 —¿Puedo traer a un amigo?

—¡Por supuesto! Ya sabéis que estas acampadas están abiertas a todos los que quieran participar, siempre que se comprometan a respetar la dinámica del grupo y sean amantes de la Naturaleza. Pues no se tratan de simples excursiones sino de un medio para ir conociendo la ecología y esto no a todo el mundo le interesa.

—Yo creo que no habrá ningún problema con este compañero de clase, pues ya le he hablado varias veces del tema y está muy interesado, ya que es un chiflado de los animales.

—En ese caso, sea bienvenido. Tú mismo te encargas de darle las instrucciones necesarias para que venga equipado adecuadamente. Y ahora vamos a preparas el programa. Estaremos dos días completos fuera. Saldremos el viernes por la tarde y volveremos el domingo ya puesto el sol. Esta vez iremos a la montaña. ¿Qué os parece Sierra-hermosa?

 —¡Fantástico!

—¡Es una buena idea!

—¡Magnífico!

—¡Fenomenal!

—¡Presiento que lo vamos a pasar en grande!

—Ya veréis que sí. Esto, como en todo, saldrá bien si todos ponemos de nuestra parte para que así sea.

—He oído decir que nos acompaña Marta.

—Así es. Esta vez viene Marta con nosotros.

— ¡Qué bien!

—Bueno, bueno, vamos a organizarnos. Aquí tenéis la lista de los distintos equipos. Formad grupos de tres o cuatro y apuntaros a uno de ellos.

 —¿Qué te parece toda esta gente? —me comentó cuando les dejó organizándose

Todo es interesante. ¿Puedo preguntar?

—¡Adelante!

—¿Cuánto tiempo tenéis trabajando en este taller de ecología?

—Este es el quinto año y se nota, pues algunos estamos desde el principio y ya hemos adquirido un buen ritmo en la dinámica participativa y en la fluidez de comunicación. Pero, sobre todo, tenemos bastante logrado nuestras relaciones interpersonales y esto ayuda a agilizar la planificación y facilita mucho el llegar a un rápido consenso en las determinaciones que se toman.

—¿Cinco años?

—Sí, ¿por qué te asombras?

—¿Tú eres siempre el monitor?

—¡Ah, ya! Yo empecé colaborando con Andrés, cuando sólo era un crio, pero él es de los que enseguida raparte tareas de responsabilidad y aquí me dejó con esta buena gente, en cuanto crecí un poco le sustituí. La verdad es que no me va mal, pues disfruto mucho cuando los veo tan entusiasmados intentando todos participar para colaborar en el conocimiento de la Naturaleza. Todo esto garantiza un trabajo rico por la diversidad de aportaciones, pudiendo llegar a tratar cualquier tema con profundidad.

—¿Qué, ya os habéis apuntado todos? ¿A ver? Vamos a repasar las responsabilidades de cada equipo, por si acaso hay algún olvidadizo y nos juega una mala pasada:

 • El equipo de cocina, sabéis que tenéis que recoger las aportaciones de todos para luego encargaros de darnos de comer.

El de instalación, que no se olviden de las herramientas necesarias.

El de economía, ya quedaremos para contratar el autobús y luego se os dirá a cómo sale el viaje. • Los primeros auxilios, que se pongan al habla con Marta. ¡Qué suerte habéis tenido esta vez! ¿Eh?

Los de la animación festiva, esperamos que nos preparen una buena velada.

»Eso es todo. Os recuerdo que además de los objetos personales de aseo y ropa para dos días, no olvidéis los utensilios propios de nuestras salidas ecológicas.

—Y las ideas que cada uno quiera compartir en los ratos de juegos de campaña.

—¡Cómo se nota a lo que se has apuntado! ¿Verdad?

 —¡Uh… Uh… Uh…!

—Bueno, bueno, luego no digáis que somos unas sosas y aburridas. Si todos traéis ideas, nosotras os buscaremos un hueco para que debutéis.

—Muy bien Loles, eso se llama saber dar a todos, la oportunidad de participar y compartir los talentos. Y si no hay más damos por terminado este encuentro.

Me hubiera gustado tener la oportunidad de acompañarlos, pero nadie me invitó y no quise hacerme la entrometida. A la vuelta le preguntaré a Marta como ha ido.


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